Hola nos entregamos al univismo en el espectador. Nunca pensé que hasta ya llegara la interpretación de nuestro culpa editorial del domingo pasado. Pero por si acaso quedó esa impresión, pues no así diría de por medio traten de ponernos en un bando político o a uno de los lados de la polarización, pues aquí seguimos solamente en defensa del ideario liberal, del Estado social de derecho que consagra nuestra Constitución. Fue bajo ese pensamiento, de hecho, que el pasado domingo invitamos a una reflexión colectiva para hacerles frente a los togmas y a las burbujas ideológicas que nos encierran. Nos impiden el diálogo entre diferentes, invitando a nuestros columnistas a contarles a sus lectores sobre algo en lo que hubieran cambiado de opinión y, por supuesto, en esa invitación, pues desde el editorial nosotros también hicimos ese ejercicio. El tema que escogimos fue el del plebiscio por la paz y el cambio de opinión que planteamos fue el haber creído que los argumentos en favor del acuerdo y por lo tanto, él sí eran tan contundentes que de alguna manera habíamos desdeñado los argumentos y los sentimientos también que había por el no en tantas personas. El propio resultado del plebiscito nos llevó a entender que, si bien había se había manipulado el debate con mentiras para generar indignación y rechazo al Acuerdo de la Habana, como lo reconoció el propio jefe de la campaña del no. En realidad, pues había mucha gente que genuinamente se había sentido excluida del debate y a esa exclusión contribuimos los medios de comunicación por algunos cuantos comentarios. En el editorial del mismo domingo me alcancé a preocupar un poco sobre cómo se había interpretado nuestro cambio de opinión. Pero ya el lunes algunos de quienes más trabajaron por el acuerdo estaban un poco dolidos porque sentían que les habíamos dado la razón al uribismo contra el acuerdo y, sobre todo, en su pensamiento que se pasó por encima de la voluntad popular. Ese es un debate válido sobre qué tanto se modificaron los acuerdos realmente para incluir las posiciones de la oposición luego del triunfo del no. Pero ese no era el tema que planteaba la editorial, ni era sobre eso el cambio de opinión. Tampoco mucho menos sobre la paz negociada, como expresamente lo desvía la editorial del cual somos y seguimos siendo defensores convencidos. Pero bueno, esa interpretación extraña de nuestro llamado a valorar que se pueda cambiar de opinión. Me parece que solo confirma la pertinencia de nuestra invitación reducir a quienes se sienten, se sintieron excluidos o no suficientemente escuchados, al menos y que votaron por el no en ese plebiscito como agentes del luridismo, pues es precisamente el encasillamiento que generan estas burbujas y esta polarización que es lo que buscamos atacar. Con esto ejercicio de reflexión que planteamos esta semana. Dos embarradas completaron la semana también la primera vez insólita. Se destraba la licitación del corredor verde de la Carrera Séptima de Bogotá y corremos a informar que se adjudican las primeras obras del tramo Tres, pero la foto que utilizamos no luz ni parecida a ninguno de los tramos de la Carrera Séptima. Arroba Worksofthago nos sacó de dudas en su balón de orejas al identificar qué se trataba de la unidad deportiva Tulio Espina, de Bello Tioquia y no de la Séptima de Bogotá. Y dentro de las pujas controversias políticas por la reforma de la salud del Gobierno Petro, terminamos fumando a la Alianza Verde, a quienes no ha sido parte de su partido. Así ahora estén aliados por este tema, por ejemplo, como lo advirtió a Roba Mike Ángel. Graduamos de Verde a la representante Julia Miranda, que es elegida y es activa. El nuevo y liberal. Bueno los más, buen mucha